viernes, 10 de agosto de 2007

Tercera Reflexión

La Mediación Pedagógica


Algunos materiales educativos son mediados pedagógicamente. Esto significa que se le han dado a los contenidos diferentes tratamientos para posibilitar el aprendizaje, poniendo énfasis en esto último, dado que lo que nos interesa es que las personas de las comunidades participantes en los procesos educativos sobre Educación Comunitaria, aprendan y hagan suyo el contenido y lo recreen permanentemente en su cotidianidad para lograr el disfrute de su vida integralmente. Por eso nuestro punto de partida y de llegada permanente son las personas interlocutoras y participantes que necesitan utilizar los contenidos para mejorar sus vidas. Se propicia la reflexión y el análisis crítico por medio de la realización de actividades vivenciales y participativas, que promueven la interiorización y apropiación y no la memorización o repetición de contenidos.

Los principios que sustentan esta concepción pedagógica son los siguientes:
Parte de una realidad integral y dinámica donde interactúan todos los elementos que la componen: personales, culturales, económicos, sociales, productivos, ideológicos y otros.

La educación no es transmisión de contenidos, sino que es un proceso colectivo y creador, en el que todas las personas que participan están en condiciones de aportar y generar conocimientos.

Las relaciones entre las personas son democráticas y dialógicas. Sobre esta base se plantea una relación horizontal donde lo fundamental no es la repetición de contenidos, ni la aplicación rigurosa de técnicas participativas, sino el proceso de aprendizaje colectivo que lleva a que las personas se apropien de los contenidos a partir de su propia experiencia. Por consiguiente, lo que se propone "no es una camisa de fuerza", sino una propuesta a ser modificada y enriquecida por las personas participantes.

De esta manera el proceso permite alcanzar los objetivos propuestos, pero además afirma a las personas en la convicción de que también son creadoras del conocimiento, cuyo objetivo fundamental es la toma de decisiones por parte de ellas para transformar su realidad y construir condiciones de vida seguras.

Al ser la educación, un proceso de diálogo y retroalimentación cuya base es el trabajo colectivo y la comunicación, así como el intercambio permanente de conocimientos teóricos y prácticas, se convierte en un proceso educativo que permite no solo hacer mejor el trabajo, sino crecer como personas participantes y como seres humanos. Los procesos educativos que se proponen requieren de un ambiente agradable y ameno que genere la confianza necesaria entre las personas para el intercambio de experiencias y el aprendizaje.

viernes, 27 de abril de 2007

Segunda Reflexiòn


DEL CEREBRO AL CORAZÓN ...Y VICEVERSA
AUTORA:
Vera Marina Rexach
E-mail: vera@rex.wamani.apc.org

Una experiencia usando el correo electrónico con chicos de séptimo grado de primaria

Lo más nuevo del taller de informática ese año era un pequeño cablecito gris que salía de la computadora llamada “Miguelito” y prometía conectarnos con gente de todo el mundo. Habíamos llegado al correo electrónico, pero no sabíamos bien qué nos podría esperar “a vuelta de mail”.
“Primero, vamos a probar” nos dijimos con un grupito de séptimo grado, que estaban ansiosos por ver de qué se trataba. En esos días, yo me había suscripto a una lista de educadores, recién creada, y a decir verdad, tampoco sabía demasiado del tema, de modo que mis primeros contactos con la telemática y sus vericuetos los hice casi de la mano de mis alumnos. Por ese motivo, les sugerí que enviaran un mensaje de prueba a los miembros de esa lista, para ver qué respuesta obtenían.
Ese primer mail decía mas o menos así:
“Hola, estamos investigando cómo funciona el correo electrónico ¿Hay alguien ahí????”
Esperaron pacientemente (hasta el otro día J ) y empezaron a recibir señales de amistad de algunas personas. “Si, chicos , hay alguien del otro lado de la pantalla , escuchándolos” “Eeeeehhhh...se vinieron en patota,che! Bienvenidos!” “Hola desde Bariloche. Acá está nevando con todo y...” “qué bien que estén investigando cómo funciona el correo electrónico, yo estoy investigando cómo funciona el cerebro humano...”
Este mail en particular causó sensación ¿quién lo manda? ¿desde dónde? Tenían que empezar a descubrir pistas en esas madejas de signos estrafalarios que imprimía el programa de correo cuando sacaban el mensaje por la impresora.
El mensaje venía del Hospital Borda, probablemente el más reconocido neurosiquiátrico de la Argentina. “Desde el fondo del Borda” decía en el cuerpo de ese primer mensaje, del instituto de investigación en neurobiología. Esta certeza despertó risas y sobresaltos. Era extraño que una persona “importante” se tomara un tiempo sólo para contestar a un grupo de chicos inexpertos. Internet empezaba a endulzarnos...
Acordamos responder a todos (netiquette...) y pensaron qué se le podía preguntar al Dr. Mario Crocco, aprovechando su buena disposición. El primer paso lo dio Marina: “Le quiero preguntar en qué parte del cerebro se forman los sueños.” Todo el grupo se entusiasmó con el tema.Esto no es menor,al contrario, es decisivo: los chicos se enganchan con temas que les resultan “resonantes” cultural y evolutivamente, y los preadolescentes empiezan a vivir esa época en la que los sueños son preocupantes y concretos.
La respuesta a esta duda inició un proceso de comunicación fascinante.La maestra de Lengua leyó en clase una larga e interesante explicación sobre la formación y las funciones básicas del cerebro, la importancia de los sueños y lo fundamental que representaba el hecho de ser mamíferos para poder soñar...
Yo les propuse volcar todo ese material (que no era sacado de los manuales, que no figuraba en el plan curricular de 7mo grado, que no era un tema común en las charlas) en las computadoras, hacer un registro y a la vez exponer lo que iban averiguando y comprendiendo del tema.
Usamos para integrar las ideas, gráficos, textos, una versión de Logo, también “nueva” para nosotros, pues era el primer año que lo teníamos en la escuela..Doble (o triple, según como se lo mire) aprendizaje : el del correo electrónico y el del uso del Logo para expresar las ideas nuevas.
Las preguntas al Dr. Crocco (que ya era “Mario” para ellos) fueron deslizándose por otros rumbos, quizás al principio inhibidos por prudencia. Comenzaron a preguntar acerca de “los locos”, por el bello camino de plantearse si aquellos que soñaban despiertos debían considerarse “locos” o “normales”. Junto con la cuestión, iba un añadido “A nosotros nos dicen que estamos en la luna, que soñamos despiertos...nos tratan como si no fuera normal soñar despierto...¿es así?” Vean ustedes las cosas que había despertado un simple mail. Niños de doce años que se ponían a pensar cuálera el límite de la normalidad.
Por otro lado, aparecía cada vez con más fuerza la necesidad de organizar el material por jerarquías : lo que es más difícil en cuadros de texto destacados, lo que se puede dibujar,mejor dibujarlo “porque la gente sólo mira los grafiquitos” se quejaría luego Francisco, desilusionado por haber hecho un esfuerzo de lectura y síntesis que muchos, en una muestra escolar, pasaban de largo en busca de las animaciones y las fotos.
Mario Crocco y su colaboradora, Mariela Szirko, los invitaban a “reflexionar junto al objeto de estudio, nadie les dirá lo que deben pensar acerca de lo que ven, deben pasar ustedes por la experiencia”.Y así el taller de informática se convirtió en laboratorio donde diseccionamos dos cerebros de vaca, para horror de las porteras y gusto del grupo de “neubio”.
El intercambio de mails llegó a hacer sentir a los chicos de este grupo que eran “escuchados”, en serio. Lo que ellos decían tenía eco, y viceversa: Mario se interesó por mi embarazo, explicándoles a los chicos un concepto muy difícil que sólo dos intentaron comprender, llamado “jemeinigkeit” o “cadacualtez”, o circunstanciación, un asunto filosófico muy espinoso...
Pasó también algo muy triste : la esposa de Mario enfermó gravemente, y debimos supender el intercambio fluído. Los chicos siguieron adelante con la preparación del trabajo, y cada tanto abrían el programa de correo preguntando “¿Llegó algo de Mario?” En un mensaje terrible, Mario les pedía ayuda para saber si estaba bien el cálculo que había hecho para administrarle los remedios a su esposa por medio de dos bombitas conectadas a su cuerpo.
Aquellos que dicen que Internet deshumaniza o aísla a las personas, no han pasado por experiencias placenteras, dolorosas, divertidas, reflexivas, como ésta.
Releo esta historia verdadera y veo algo que pasó también en el desarrollo de este proyecto : las computadoras se hicieron “transparentes”: estaban allí, eran necesarias, eran imprescindibles en ciertos aspectos, pero nunca fueron el centro de la actividad. Ni siquiera cuando buscábamos afanosamente el modo de conectar varios “proyectos” o “libros” en Logo, por un problema técnico de memoria Ram. Recuerdo que los chicos ensayaban ideas alternativas para poder unir todas las piezas del proyecto en un solo trabajo final. Nuestro desconocimiento parcial de los comandos distintos (ya que se trataba de una versión nueva) atentaba contra la idea del grupo : hacer un único libro llamado “El cerebro, los sueños y la locura”.
Necesitaban una respuesta de la informática, pero en función de un objetivo del proyecto.
Así, para mí, los recursos usados fueron medios verdaderamente. Y los recursos fueron tanto el correo electrónico como el bisturí con el que hicimos la disección.
No me importa que no se acuerden cómo se opera el programa de correo electrónico. No me importa que sólo les haya quedado un vago recuerdo del Logo, o de las instrucciones para hacer una animación o programar una zona caliente de la pantalla. No me importa que se hayan olvidado de los nombres de las meninges ... Hemos pasado juntos por una experiencia educativa: investigamos, creamos, dudamos, usamos lo que teníamos, producimos...
El “libro” realizado en Logo tenía una pantalla de presentación, que reproduzco para todos ustedes, pero en especial para mis alumnos y para quienes supieron hablarles y responderles usando el puente de la telemática :

“El cerebro, los sueños y la locura:

Este trabajo tiene una dedicatoria especial.
A Mario Crocco y a Mariela Szirko, investigadores de neurobiología del Hospital Borda.
A los que, como ellos, trabajan, educan, curan, aunque para muchos, en elmundo de hoy,
eso siga siendo “una locura”
Porque ...“hay locuras que hicieron el día
Hay locuras de un raro lugar.
Hay locuras tan simples, tan sanas, tan puras
Que no vale la pena curar...” (S. Rodríguez) ”


Vera Marina Rexach
Octubre de 1997

Primera reflexiòn

¡ESO ES LA PEDAGOGÍA!
(Empleado con fines didácticos)
Hace algún tiempo recibí la llamada de un colega que me solicitaba ser árbitro en la corrección de un examen. El estaba seguro de calificar con cero a un estudiante por su respuesta a una pregunta de física, mientras que el estudiante aseguraba que debería recibir la totalidad de los puntos previstos, a menos que el "sistema" estuviese en contra suya. El profesor y el estudiante se habían puesto de acuerdo en someter el caso a un árbitro imparcial y me eligieron como tal.

Fui al despacho de mi colega y allí leí la pregunta del examen:

"Demuestre cómo es posible determinar la altura de un gran edificio con la ayuda de un barómetro".

El estudiante había respondido:

"Suba el barómetro al techo del edificio, amárrelo a una cuerda larga, descuélguelo hasta la calle. Enseguida vuélvalo a subir y mida la longitud de la cuerda. La longitud de la cuerda equivale a la altura del edificio".

Hice notar que el estudiante tenía un argumento bastante plausible para que le fuera otorgada la totalidad de los puntos, puesto que había respondido completa y correctamente a la pregunta formulada. Pero si tal calificación le era asignada, quedaría en ventaja sobre los demás alumnos.
Sugerí entonces que el estudiante tuviese una nueva oportunidad para responder a la misma pregunta. No me sorprendió que mi colega estuviera de acuerdo, pero me asombró que el alumno asumiera una posición similar.

Concedí entonces al estudiante seis minutos para que pudiera responder a la pregunta, advirtiéndole que la respuesta debía demostrar un cierto conocimiento de la física. Transcurrieron cinco minutos y no había escrito nada. Le pregunté‚ si quería abandonar la prueba, pero respondió "NO". Tenía varias soluciones al problema y estaba tratando de definir cual sería la mejor. Me disculpé‚ por interrumpirlo y le pedí que continuara.
En el minuto siguiente garrapateó esta respuesta:

"Lleve el barómetro al techo del edificio e inclínese sobre el borde: deje caer el barómetro y mida el tiempo de su caída con un cronómetro. Luego calcule la altura del edificio empleando la fórmula: S=at.

Esta vez le pregunté‚ a mi colega si aceptaba. Accedió, y asignó al alumno casi la totalidad del puntaje.

Yo me preparaba para salir, pero el estudiante me detuvo, diciéndome que tenla otras respuestas al problema.
Le pregunté‚ cuáles eran. "Ah, si! dijo el estudiante: "Hay varias maneras de determinar la altura de un gran edificio con la ayuda de un barómetro. Se puede por ejemplo, sacar el barómetro en un día soleado, medir su altura, el largo de su sombra y el largo de la sombra del edificio y después empleando una simple proporción, calcular la altura del edificio.

"Muy bien" le respondí. ¨Y ¿las otras?

"Si", me dijo. Existe un método de medida fundamental que a usted le encantará. Según este método, usted toma el barómetro y sube por las escaleras. Al subir, va marcando la longitud del barómetro, a lo largo del muro, luego cuenta el número de marcas y obtiene la altura del edificio en unidades barométricas. Es un método muy directo.

Naturalmente, si quiere un método más sofisticado, puede amarrar el barómetro a una cuerda, balancearlo como un péndulo y determinar el valor "g" al nivel de la calle y al nivel del techo del edificio. La altura del edificio puede, en principio calcularse a partir de la diferencia entre los dos valores obtenidos.

Finalmente, concluyó que existían varias maneras de resolver el problema, además de las ya mencionadas.

"Probablemente lo mejor" dijo, "es tomar el barómetro y golpear a la puerta del administrador del edificio.
Cuando este responda, usted le dice de esta manera: Señor administrador, he aquí un excelente barómetro, si
usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo".

En ese momento le pregunté‚ si conocía la respuesta convencional al problema. Ante la pregunta admitió que sí, pero argumentó que estaba harto de todos los maestros de secundaria que pretendían enseñar como pensar, como emplear el método científico, como explorar las profundidades de la lógica de un tema estudiado y todo eso de una manera pedante, como sucede a menudo en matemáticas modernas, sin mostrar la estructura misma del tema tratado.

De regreso a mi oficina, reflexioné largo tiempo sobre este estudiante.

Mejor que todos los informes sofisticados que hasta entonces habla leído, acababa de enseñarme la verdadera pedagogía, la que se apega a la realidad. Con jóvenes como éste, no le temo al futuro.